viernes, 3 de marzo de 2017

El primero de Delibes

Hace algo menos de dos años leímos en el Club de Lectura "El Hereje", de Miguel Delibes. Merece la pena que os lo cuente porqué este mes tenemos otro de ese autor ("Mujer de rojo sobre fondo gris", del que ya hablaré a su debido tiempo) y porque nos gustó bastante. Pero nuestras impresiones luego, primero y para no variar mucho de lo que acostumbro, conozcamos un poco más a Delibes.
Miguel Delibes Setién. (1920-2010). Novelista español. Doctor en Derecho y catedrático de Historia del Comercio; periodista y, durante años, director del diario El Norte de Castilla.
Su sostenida labor como novelista se inicia dentro de una concepción tradicional con “La sombra del ciprés es alargada”, que obtiene el Premio Nadal en 1948. Posteriormente publica “Aún es de día” (1949), “El camino” (1950), “Mi idolatrado hijo Sisí” (1953), “La hoja roja” (1959) y “Las ratas” (1962), entre otras obras. En 1966 publica “Cinco horas con Mario” y en 1975 “Las guerras de nuestros antepasados”; ambas son adaptadas al teatro en 1979 y 1990, respectivamente. “Los santos inocentes” ve la luz en 1981 (y es posteriormente llevada al cine por Mario Camus); más adelante publica “Señora de rojo sobre fondo gris” (1991) y “Coto de caza” (1992), entre otras.
Su producción revela una clara fidelidad a su entorno, a Valladolid y al campo castellano, y entraña la observación directa de tipos y situaciones desde la óptica de un católico liberal. La visión crítica -que aumenta progresivamente a medida que avanza su carrera- alude sobre todo a los excesos y violencias de la vida urbana.
Entre los motivos de su obra destaca la perspectiva irónica frente a la pequeña burguesía, la denuncia de las injusticias sociales, la rememoración de la infancia (por ejemplo en “El príncipe destronado”, de 1973) y la representación de los hábitos y el habla propia del mundo rural, muchos de cuyos términos y expresiones recupera para la literatura.
Delibes es también autor de los cuentos de “La mortaja” (1970), de la novela corta “El tesoro” (1985) y de textos autobiográficos como “Un año de mi vida” (1972). En 1998 publica “El hereje”, una de sus obras más importantes de los últimos tiempos.
Considerado uno de los principales referentes de la literatura en lengua española, obtiene a lo largo de su carrera las más destacadas distinciones del ámbito literario: el Premio Nadal (1948), el Premio de la Crítica (1953), el Príncipe de Asturias (1982), el Premio Nacional de las Letras Españolas (1991) y el Premio Miguel de Cervantes (1993), entre otros.
La acción de “El hereje” nos sitúa en el 1517, año en el que Martín Lutero fija sus noventa y cinco tesis contra las indulgencias en la puerta de la iglesia de Wittenberg, provocando con ello el cisma de la Iglesia Romana de Occidente. Ese mismo día nace en Valladolid Cipriano Salcedo, hijo de Bernardo Salcedo y doña Catalina, para quienes tras diez años de matrimonio sin descendencia ese embarazo es toda una sorpresa. Sin embargo, doña Catalina no se repondrá de un difícil parto y acabará muriendo a las pocas horas, algo que su padre no podrá superar acusándole de esta muerte y separándole de su lado primero, dejándole a cargo de la nodriza, y más tarde ingresándolo interno en el Hospital de Niños Expósitos, dedicado a la formación de niños abandonados. Tras la muerte de su padre, la herencia recibida le transformará en un próspero comerciante, entrando en contacto con personas próximas a las corrientes protestantes que de manera clandestina se han introducido en España, cuyos preceptos Cipriano defenderá a pesar de que su difusión está siendo severamente perseguida y castigada por el Santo Oficio.
Ha sido una de las lecturas que más han gustado de las últimas temporadas. La prosa clara y natural de Delibes ha hecho que el libro no sea complicado de leer. Aunque algunas palabras no son tan habituales hoy en día, en general, el vocabulario empleado es de fácil comprensión. Bajo nuestro punto de vista, tanto la descripción de los ambientes como la construcción de sus personajes están muy bien conseguidos. Y además, la narración sigue un ritmo pausado y constante que consigue no resultar aburrido.
El hereje es un canto apasionado por la tolerancia y la libertad de conciencia, que tanto faltó en esa época. Delibes deja constancia desde el principio de que esta es la intención de su obra a través de la cita de Juan II a los cardenales recogida al principio del libro.
Por todo lo anterior, le dimos un sobresaliente y, tanto si sois como si no apasionados a la novela histórica, os la recomendamos.

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